El Dia Que Siempre Vuelve (aunque ella no)
- Don V.
- 12 jun
- 2 Min. de lectura

Prólogo innecesario:
Siento, como quien se espía desde afuera, que estoy escribiendo una novela turca por capitulos, cada vez más dramática. Como si en lugar de un blog tuviera una serie en formato de monólogo interno, donde siempre hay alguna pérdida, alguna epifanía o una reflexión pseudo filosófica con olor a mate cocido frío.
Lo curioso es que mi vida no está tan cargada de dramatismo como podría parecer. No ando llorando por los rincones ni escuchando Pearl Jam al borde del llanto. Pero hay algo en escribir que me conecta con zonas más blandas, con recuerdos que tienen bordes filosos y risas que se mezclan con lágrimas.
Y hoy, inevitablemente, es uno de esos días. Porque hoy, o mejor dicho, este día que vuelve cada año, sería el cumpleaños de mi mamá.
Aquella que tenía un talento curioso para muchas cosas, detectar mentiras a 500 metros, diagnosticar enfermedades con solo mirarme, y encontrar siempre un motivo para darte de comer aunque estuvieras de paso por dos minutos.
La extraño como se extraña una casa en la que ya no se vive pero en la que aún suenan los pasos, los retos, las risas. Recuerdo siempre ese tono mitad mamá, mitad maestra. Y ahí estaba toda su filosofía de vida, cuidarme incluso cuando ya no podia acompañarme.
Me descubro repitiendo sus frases, sus mañas, sus supersticiones que siempre catalogue de "ridículas". Nunca muere del todo quien te enseña a vivir. Tal vez está más cerca de lo que creo, escondida en un gesto, en una receta, en esa mirada que uno hereda sin saber.
Hoy no hay torta ni velitas, pero hay memoria, amor y palabras. Que es lo que me queda, lo que me salva, y lo que ahora le regalo.
Todavía me hacés mucha falta.
Feliz cumple Má!