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El Escriba de los Vientos Cautivos

Foto del escritor: Don V.Don V.


En una ciudad donde los relojes marcaban el tiempo con un tic-tac casi imperceptible, vivía un hombre llamado Baldomero.


Su vida era una sucesión de días meticulosamente ordenados, donde cada acción tenía un propósito claro y definido. Sin embargo, su mundo comenzó a tambalearse cuando conoció a Eulalia.


Eulalia era un enigma envuelto en un velo de misterio. Sus palabras eran como susurros de viento, a veces suaves y otras veces tormentosos. Baldomero, fascinado por su complejidad, se adentró en el laberinto de su mente, buscando entender la esencia de su ser.


Cada encuentro con Eulalia era una batalla de voluntades. Ella, con su risa etérea y sus ojos que reflejaban un universo desconocido, parecía desafiar las leyes de la lógica. Baldomero, acostumbrado a la claridad y la razón, se encontraba perdido en un mar de emociones que no podía descifrar.


Eulalia hablaba en metáforas, sus historias eran como espejos rotos que reflejaban fragmentos de una realidad inalcanzable. "La histeria," decía ella, "es como un río subterráneo que fluye sin ser visto, pero cuya presencia se siente en cada rincón de mi ser."


Baldomero, incapaz de comprender completamente sus palabras, se sumergía más y más en su mundo, intentando encontrar el origen de ese río invisible.


La lucha de Baldomero por entender a Eulalia se convirtió en una obsesión. Cada gesto, cada palabra, era analizado con minuciosidad, buscando un patrón, una lógica que pudiera desentrañar el misterio de su histeria. Pero cuanto más se esforzaba, más se alejaba de la verdad.


Una noche, mientras la luna llena iluminaba la noche con su luz plateada, Baldomero tuvo una revelación. Comprendió que la histeria de Eulalia no era algo que pudiera ser comprendido con la razón. Era una fuerza primordial, una danza caótica de emociones que no seguía ninguna regla conocida.


Baldomero, finalmente, aceptó que no podía controlar ni entender completamente a Eulalia. En lugar de luchar contra su naturaleza, decidió abrazarla. En ese momento, el laberinto de los susurros se desvaneció, y Baldomero encontró una paz inesperada en la aceptación de lo incomprensible.


Semanas despues, Baldomero fue abandonado por Eulalia, bajo la escusa de una mas grande, mas gorda y sobre todo, mas activa.


Siete meses despues, Baldomero muere a causa del dengue.

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1 Comment


Nadia Zeppa
Nadia Zeppa
hace 6 días

Final trágico… muy parecido al de Romeo y Julieta…

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