Hay un rincón en mi vida donde las palabras se pierden, donde los nombres no alcanzan a definir tu importancia Ahi estas vos, como una frase que no necesita explicaciones, pero que se siente en cada rincón del cuerpo.
No sos el destino al que llego, sos el camino que me invita a seguir, aprender, evolucionar, crecer. En cada paso que damos, descubro nuevas rutas, como si el horizonte se expandiera con una sola mirada.
Tu presencia es como ese viento suave que acaricia los árboles, sin que nadie lo vea. No haces ruido, pero cambias todo a tu alrededor. Es en los momentos más silenciosos, en las pausas entre palabras, donde más te encuentro.
Tus gestos, tan simples y a la vez tan profundos, son los que me recuerdan que no estoy solo. En la calma de tus manos, en la serenidad de tu mirada, encuentro un refugio que va más allá de lo tangible.
No siempre estuve en este lugar de calma ni mucho menos. Durante mucho tiempo, caminé por caminos oscuros, rodeado de sombras que creía inmensas, sin saber si algún día vería la luz. Pero llegaste, sin fanfarria, sin exigencias, sin condiciones y me mostraste que la claridad siempre había estado ahí, esperándome.
Gratitud. Esa palabra es demasiado pequeña para abarcar todo lo que siento. Mi gratitud hacia vos no nace de lo que haces, sino de quién sos y como sos. Ese refugio sin paredes que siempre está abierto, la hoguera que calienta sin quemar.
No necesitas prometerme nada, en vos, encuentro la certeza de que no hay nada que temer, de que cada día es una oportunidad para crecer juntos.
En los detalles más pequeños, en las cosas que otros podrían pasar por alto, es donde mas resalta tu verdadera belleza. No la superficial que tambien deslumbra, sino esa que surge de la profundidad, de la bondad que habita en tu ser y que se expresa en cada gesto, cada sonrisa, cada silencio compartido.
Es una belleza que no se muestra, simplemente se siente, como una corriente subterránea que fluye constantemente. Amarte es como leer un libro que nunca se acaba. Cada página trae una sorpresa, pero la esencia siempre es la misma: una historia compartida, construida desde lo más profundo.
No necesitas adornos, no necesitas palabras grandilocuentes, porque lo que sos trasciende todo eso. Sos, simplemente, y en ese ser, encuentro todo lo que siempre busqué, sos magia en estado solido.
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