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Para Vos, En Tu Cumple

  • Foto del escritor: Don V.
    Don V.
  • 23 jun
  • 2 Min. de lectura

Todo empezó en la improbabilidad. En esa decisión pequeña y trascendental que tomaste un dia cualquiera, cuando te detuviste a intercambiar caracteres con un ignoto desconocido.


Uno más en un mundo saturado de palabras sin cuerpo. Pero ese gesto, tu pausa, tu tiempo, tu atención, fue el primer ladrillo de todo lo que vino después.


Y vino mucho. Vino todo.


No sé si el amor empieza con una chispa, con una frase, con un like o con una mirada. Pero sé que el nuestro empezó con una disponibilidad rara, la de dos personas abiertas que se interesaban, valientes, listas para dejar entrar algo que podía cambiarlas para siempre. Y así fue.


Lo que construimos no fue un vínculo, fue una casa. Con cimientos, con pasillos, con ventanas por donde entra el sol aunque a veces el día amanezca gris. Con habitaciones para nuestras versiones tristes, nuestras risas descontroladas, nuestras conversaciones eternas y nuestras noches extasiadas sin sueño.


Una casa hecha de complicidad, como si el mundo se resumiera en ese juego privado de sentidos compartidos.


Magia en estado sólido, una vez mencione. Porque no se evapora, no flota ni se disuelve. Tiene peso, tiene forma, tiene historia, belleza, tiene nombre y apellido.


Construimos una familia. De esas que no aparecen en los papeles ni en los álbumes de fotos formales, pero sí en cada detalle de lo (poco) cotidiano, en ella y en el cruzando miradas y emitiendo frases que nos llenaron y mataron de amor, en los almuerzos donde nadie es visita, en ese extraño equilibrio entre lo tuyo y lo mío que terminó siendo nuestro.


Sos compañera, no de las que están cuando todo va bien, sino de las que se quedan cuando se desordena el asunto. Estás cuando hay que pensar, cuando hay que decidir, cuando hay que abrazar o quedarse en silencio. Sos compañera en las decisiones grandes y en los gestos chicos.


Y sos música, no solo por lo que escuchamos, sino, porque tu sola presencia afina lo que estaba desafinado. Porque traés armonía. Porque sabés cuándo dejar que suene el caos y cuándo hacer silencio para que todo respire.


Estar con vos no fue entrar en una zona de confort. Fue entrar en una zona de verdad.Con vos aprendí que el amor no se trata de prometer, sino de sostener. Que no todo se resuelve, pero que todo se puede atravesar si se hace acompañado. Que hay belleza en la rutina si está llena de sentido. Que no hay que decir “para siempre”, pero sí decir “acá estoy” todos los días.


Piba, este texto no es solo por tu cumple, es un intento de agradecerte por lo que sos, por esa forma tuya de pensar, de abrazar, de estar. Por no tenerle miedo al conflicto, por abrir espacios, por escuchar, por decir, por amar.


Y si alguna vez nos preguntamos si esto es real, si esto es profundo, si esto es TODO… O no? Ooooo nooooo???!!!!!!!


Feliz cumple, amor de mi vida.Y gracias. Por esta forma tuya, única e irrepetible, de ser y hacer magia, magia que no desaparece, magia que se queda, magia en estado sólido...


Te amo Lu 🖤



 
 

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